El mea culpa de un izquierdista, oye

¿Puede doler un país? Trojes, Tiquipaya, Cochabamba, 22 de diciembre de 2007. Filemón me recibe carajeando a sus perros. Su gorra de cuero negro como carnet de militancia inclaudicable en las filas de la izquierda a secas. Su sonrisa socarrona en su boca de coca, aparece y desaparece. Sabe quién soy, dónde he trabajado y me habla de mi padre, del alzamiento de 1981 contra García Meza. Me sorprende y de pronto siento algo de alivio. Filemón suele devorar periodistas. Habla zambullido en decenas de libros, todos señalados con pequeños papeles como lengüetas en la página precisa. Se ha preparado –así dice- y de rato en rato se para, trae un libro, un afiche, un recorte, un objeto, lo que sea… y escupe un pedazo de historia política. - “¡No se meta a grabar nada si no conoce la historia de este país... compañerita…!” , increpa Filipo con una mezcla de tutela y empute genuino. Filemón está dolido. Filemón Escóbar sólo necesita presentación para quienes no cono...