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Mostrando entradas de julio 20, 2008

El mea culpa de un izquierdista, oye

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¿Puede doler un país? Trojes, Tiquipaya, Cochabamba, 22 de diciembre de 2007 Filemón me recibe en su casa carajeando a sus perros. Su gorra de cuero negro, como carnet de militancia inclaudicable en las filas de la izquierda a secas. Su sonrisa socarrona en su boca de coca, aparece y desaparece. Sabe quién soy, dónde he trabajado y me habla de mi padre, del alzamiento de 1981 contra García Meza. Me sorprende y de pronto siento algo de alivio. Filemón suele devorar periodistas. Habla zambullido en decenas de libros, todos señalados con pequeños papeles como lengüetas en la página precisa. Se ha preparado –así me dice- y de rato en rato se para, trae un libro, un afiche, un recorte, un objeto, lo que sea… y escupe un pedazo de historia política. “¡No se meta a grabar nada si no conoce la historia de este país... compañerita…!”, me increpa Filipo, con una mezcla de tutela y empute genuino. Filemón está dolido. Filemón Escóbar sólo necesita presentación p

Qué tienen ellos que no tenga yo, Jefazo

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La Paz 05:00 am. Partimos rumbo a Orinoca, en el fin del mundo. No sólo busco una entrevista con el Presidente Evo Morales, quiero hablar con él. Gestiono la cita una y mil veces. Mientras espero, me lanzo hasta Illasavi, en la provincia Carangas de Oruro, donde llegas bordeando el lago Poopó por la izquierda o por la derecha, hasta el extremo sur oeste, en medio del desierto de arena y paja brava, seis horas de viaje mascando tierra. Quiero conocer su casa, su familia, sus vecinos. Quién sabe…, afrontar al mito. A ver qué de él puedo tocar antes de verlo. Toco todo lo que puedo, menos a él. Y es que la cita nunca llegó. El Presidente Morales, mortal como cualquiera, tiene algunas debilidades bastante obvias, una de ellas: los periodistas extranjeros, argentinos, mucho mejor. Como no soy ni una cosa ni la otra, hoy voy a qaikearme con usted, Jefazo. Oruro 08:00 am. Calle Jaén 165. De camino al fin del mundo pasamos por la casa de Esther, su hermana, en la carnicería. No está, se fue

Para Pedro con amor (o Jack el destripador)

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Pendex en acción. Pedradas furibundas, gases que responden al desmadre y una bomba molotov que prende fuego en el Palacio de La Moneda. Michelle en la tele lamenta esta agresión contra el símbolo mismo de la democracia chilena. Y es que la balacera del 73 que se llevó a Salvador Allende y coronó a Augusto Pinochet, se recordó el 2005 con Michelle Bachelet estrenando la Presidencia de su país, con un quilombo de rostro estudiantil algo parecido a los de aquellos pendex del colegio Ayacucho en nuestro memorable febrero del 2003. Apedrearon, incendiaron y entre gases se confundieron con los pillos del lugar, finalmente todos cabreados por algo. Pero los chilenos se supone recordaban a sus muertos, repudiaban más bien diecisiete años de dictadura militar y sin embargo apedreaban La Moneda. ¿Qué es esto? Un poquito de bolivianidad. Un poco de fiesta huacha y furibunda para alterar en algo un paisaje chileno demasiado light. Me ha llegado el último libro de Pedro Lemebel q