Postales contrabandistas


Cuando tenía 10 años viajaba a la frontera con Argentina desde Tupiza como gran cosa. Debió haber sido como ir de paseo un domingo muy largo. De aquellos años recuerdo los alfajores de chocolate y chocolate blanco que comprábamos en caja de cartón, como gran cosa. También recuerdo un juego de dormitorio que está en uso hasta hoy, 30 años después. Gran cosa. Vuelvo a esa frontera para mirar extasiada esta postal.



De Pando a Villazón sin demasiado aspaviento. Tengo en la retina la fotografía de aquellas decenas de cuerpos casi asexuados que cargan un quintal de harina sobre sus espaldas casi setenta veces durante el día, ida y vuelta por el puente que separa (o une) Bolivia de Argentina en la frontera entre Villazón y La Quiaca. Coca en la boca y en la mano una bolsa para amarrar la carga, corren desde el lado boliviano sesenta metros levantando polvo, apurados porque la competencia es demasiada. Casi al mismo paso, cien kilos encima, regresan con la harina argentina. Dejan la carga y otra vez, setenta veces si les da el cuero.



Es un puente angosto y alambrado. Un carril de ida y otro de vuelta. La gente que va y viene parece ganado, tengo la impresión de que entran en trance. A su lado, diez metros abajo y a la derecha, está el puente formal. Ese donde hay una tranca y gendarmes argentinos en un pedestal desde donde miran con desprecio a los “bolitas”. Probamos ambas rutas. Si eres boludo y no te queda otra vas por abajo. Si te avivas pasas junto con los cargadores de harina y nadie dice nada. Total, todos son iguales, dirán los rubios gendarmes y continuarán distraídos fumando un pucho. Y si tienes un montón de mercadería y no tienes dinero para vainas aduaneras y coimas burocráticas, te vas por el mismo río, más arriba, de Bolivia a la Argentina, jugándote el pellejo. Y qué. La necesidad tiene cara de hereje.


Esta es una puesta en escena. Dos puentes lado a lado, uno para la foto oficial y el otro para el contrabando legitimado. Aparte está el río para justificar el laburo policial que persigue contrabandistas. Casi un entretenimiento porque sino este asunto sería muy aburrido. El otro día, los “bolitas” contrabandistas volcaron el auto de los gendarmes argentinos que son abusivos pero son pocos. Es más, cuando los “bolitas” quieren, aparecen como jauría en bicicletas, decenas, y hacen corretear a los gendarmes. Esto sólo rompe la rutina.

Porque la vía permitida es a la inversa: de Argentina hacia Bolivia y no al revés. Porque de lo que se trata es de poner vigilancia en el lado argentino para que los “bolitas” no ingresen mercadería sin pagar impuestos. En cambio, esos mismos gendarmes cuidan que la mercadería argentina (harina) que ingresa a Bolivia pase tranquila. Qué tal. Los avala algún brillante acuerdo entre estos aparapitas bolivianos -llamados “pilotos” necesitados de los 2,50 bolivianos que se les paga por quintal transportado a lomo- con alguna otra mente brillante del gobierno nacional que genera empleos. Qué buen negocio para el gobierno argentino y para algún bolsillo boliviano. Mientras tanto, la policía nacional, cuya caseta queda a 50 metros del puente del contrabando… está allí. Y la verdad, no sé lo que hace porque ni la vi.

El contraste es abismal. Cruzas el puente hacia Argentina y te lanzan los perros. En el lado boliviano, no hay perro que te ladre. Villazón es una especie de zona franca donde transas en pesos argentinos. Ninguna novedad aunque no deja de sorprenderme. En las fronteras del país, el contrabando es parte de la vida cotidiana. Es parte fundamental de la economía local y nadie se rasga las vestiduras. Ese es sólo un gesto dramático para el show mediático de vez en cuando. Es una farsa. Porque entre nos, qué sería de los gobiernos sin la corruptela del contrabando… Me compro unos rayban de a luca y sigo viajando. Quién carajos dijo que el surrealismo es ficción.

Fotos: Henry Mendoza Doria Medina

Comentarios

payorivero ha dicho que…
El surrealismo es un magnífico artefacto observatorio. Recurrente mientras se lo invoque.
El Vasco ha dicho que…
Maja lo peor de esta horrible situación es que en Argentina saquean al productor con diferenciales de precios inducidos desde el gobierno, tanto los molinos como la exportación de trigo.
lncognito ha dicho que…
Buena cronica, buen blog

Ya mismo lo añado a mi lector de feeds... por lo pronto sigo explorando y leyendo

Saludos, Yo

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