Baratija V





Los pies tienen memoria
Mi Pie Izquierdo






Paso uno. Un día de aquellos que me resisto a olvidar (los masoquismos, quién inventaría) me metí al monte haciendo lo que tantas veces en mi vida. El riesgo me latía pero soy incapaz de decir no. Además, me llevaron como sólo ellos saben hacerlo: dijeron que sería dos horas de camino a pie, cuando en verdad serían dos días de caminata sin parar, en busca de la Machu Coca en Yungas de Vandiola. Mi rodilla, ya maltrecha, no aguantó. En medio del monte donde sólo llegas a pie –y no hay ningún otro modo de comunicarte con el mundo que no sea una mula para salir de allí- no te queda otra que salir de allí… a pie.
Fueron dos las operaciones de rodilla, seis meses sin caminar y un año y pico de silencio. Pero lo rico de todo esto es resucitar.
Paso dos. Entre muletas nacía un sueño. Publicar la primera revista boliviana de periodismo narrativo.  La rodilla inútil era ciertamente un obstáculo. Agarré las maletas, me fui, me curé y volví. Me esperaba Alex Ayala con el número uno de Pie Izquierdo. Fueron 8 números de pura pasión -incomprendida, diría el bolero-. El mercado boliviano es tierra fértil pero los gustos empresariales no dan pie con bola y en pleno siglo XXI siguen creyendo en aparecidos: un raiting obsoleto cuya medida es un par de tetas-chatarra. Pie Izquierdo paró, pero la tinta no. Por eso compartiré aquí algunos textos de allá. Para no perder la memoria ni la utopía.

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